viernes, 20 de febrero de 2015

 El final de algo no es más que el principio de otra cosa. El aferrarse al pasado, no es más que el miedo a lo que está por venir. El arrepentirse de lo pasado, no es más que un obstáculo a seguir avanzando. El sentir rencor no nos deja vivir en paz.
El saber perdonar, nos hace grandes. El enfrentar la realidad, a veces dolorosa, nos hace fuertes. Las derrotas o los fracasos no existen, son aprendizajes que nos ayudan a seguir avanzando en la vida. Considera cada cicatriz, ya sea de cuerpo o alma, como una batalla ganada, y es que ni el mejor guerrero sale ileso de una lucha.


Arriésgate a vivir, siente miedo, siente tristeza, siente rabia, siente ira, siente alegría, siente felicidad… Sentir, esa es la cuestión
Arriésgate a vivir con todo lo que ello conlleva. Con sus momentos de altos y sus momentos de bajos, con sus lágrimas, a veces de felicidad, otras de tristeza. Grita cuando sea necesario y calla cuando creas que es lo mejor. 
Arriésgate a cumplir tus sueños, a llenar de vivencias el libro de la vida, a empaparte de culturas, de momentos, de gentes, de recuerdos que quedarán para siempre grabados en tu retina y en tu memoria, momentos que te harán crecer como persona, que te complementarán y que te harán darte cuenta de las cosas bonitas que tiene la vida.
No tengas miedo a las pausas, al silencio, a la soledad, a veces tan necesario. No tengas prisa por vivir, por que ocurran cosas, piensa que todo tiene su momento y que las cosas siempre pasan por algo.
Tómate tu tiempo para recuperarte, no te sientas presionada por nada ni por nadie, cada persona es diferente a otra, cada persona conoce sus límites, cada persona sana de diferente manera y en diferente tiempo.

Y sobre todo, vuela, vuela muy alto y no dejes que nunca nada ni nadie te corte las alas…